jueves, 20 de diciembre de 2007

Mi teoría sobre la amistad entre el hombre y la mujer


Pensaba en mis amigas, me las imaginaba una por una, en diversas posiciones y en situaciones varias. Que difícil es tener amigas mujeres, pero que lindo a la vez. Siempre es buena una opinión del sexo opuesto, un comentario, una observación, un consejo. Poder confiar en ella, conocer a las amigas, contarle tus éxitos y fracasos. Coquetear un poco tampoco viene mal…pero ¿En que momento, una amiga, se puede transformar en una dada? La amistad entre el hombre y la mujer, que tema profundo, difícil… ¿Existe? Yo creo que sí. ¿Se le puede dar a una amiga? También pienso que si. ¿Y se puede seguir siendo amigos después de esa dada? ¡Claro que sí! Lo importante es no confundir las cosas, es ahí cuando la amistad se rompe. En el momento que una de las partes empieza a sentir cosas por el otro, la amistad desaparece, y son otros los sentimientos que toman protagonismo. No necesariamente tiene que haber atracción y ganas de darse en una amistad, pero si la hubiera, ninguno tiene porque enojarse u ofenderse. La relación puede seguir perfectamente, aún sabiendo que el otro/a le tiene ganas. Ganas no es amor, sino pasarla bien, divertirse, no más que eso. ¿Un rebote puede romper una amistad? Creo que no, todo debe seguir igual, no es la muerte de nadie, la vamos a seguir tratando como antes y mirando de la misma forma. Todo depende de las intenciones de las partes. Una declaración de amor seguramente cambie la relación, pero para que eso no pase las cosas deben estar claras desde un principio.

“La amistad es cualquier tipo de relación* donde el amor no tome protagonismo”

*Entiéndase una relación de compañerismo, confianza, buena onda.

Hete aquí mi teoría, espero comentarios a favor y en contra. Testimonios y experiencias también serán bienvenidas.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Con que preguntas empezar? (I)


Haciendo referencia al pedido de un lector, sobre que hablar con las mujeres cuando recién las conocemos, me gustaría enumerar una serie de preguntas que nunca pueden faltar en una primera charla, algunas algo comunes y otras no tanto.

Después de haber roto el hielo, tenemos que empezar por saber quién es ella, son preguntas de rutina:

¿Cómo te llamás? ¿Edad? ¿Estudiás? ¿Trabajás? ¿De que? ¿En que año estás? ¿De donde sos? ¿Salís siempre por acá? ¿Qué música escuchás? ¿Te gusta algún deporte?

A partir de sus respuestas vamos a encaminar la charla por donde más convenga. Partiendo de dichas preguntas y dependiendo de los gustos de la chica, vamos a tocar ciertos temas más en profundidad. Es importante estar bien informado, o aparentarlo, para poder mantener una conversación fluida, tanto con una chica que estudia ciencias exactas como con una que estudia ciencias sociales; tanto con una fanática de los Roling Stones, de la cumbia o de la música electrónica. El contexto al momento de haber iniciado la charla, juega un rol fundamental; por Ej. Si observamos una chica sentada a un costado, aburrida y seria, preguntémosle que le pasa y a que se debe su seriedad ¿Mal de amores quizás? Obviamente hagámoslo con una sonrisa, tomándonos con humor la situación, desdramatizando el momento.

¿Con que preguntas empezar? (II)


Siguiendo un poco con las preguntas sugeridas, a medida que vayamos tomando confianza, la temática puede cambiar:

¿Cómo te llevás con los hombres? ¿Muchos pretendientes? ¿Tu última vez en el amor? ¿Muchos novios en tu vida? ¿Cómo te portás cuando salís a bailar? Busquemos confianza y complicidad. Hablémosle al oído, busquemos el roce.

Tomemos nosotros las riendas del diálogo, ya que generalmente no es la mujer quién pregunta. A partir de cada respuesta suya, vamos a formular la siguiente pregunta.

Por Ej. “¿Te gusta algún deporte?”, “Si, me encanta el tenis”, “¿Y jugás seguido?”, “Y el fin de semana si voy a club juego”, “¿Revés a una mano?”, “Si, jaja”, “¿Y tenés un juego agresivo o jugás más a meter tipo Willy Cañas?”. Es bueno tirar este tipo de preguntas, que parecen ridículas, pero sirven para sacarle una sonrisa y ponerle una cuota de humor a la charla, para que no parezca una entrevista sino más bien un ida y vuelta, un intercambio de opiniones.

Hablemos un poco de todo, no hilemos fino en temas que la puedan incomodar. Recomiendo recordar las preguntas de rutina nombradas al principio para a partir de ahí, encaminar la conversación.

¡Cualquier opinión, sugerencia y/o crítica sobre el tema será bienvenida! ¡Dejá tu comentario!